A la sociedad le digo:
Señor, señora, no crea que me gusta estar parada en la puerta de su casa.
Por eso hoy día sólo le aclaro un par de cosas:
No sean hipócritas; mis clientes son sus hermanos, primos, hijos y curas confesores.
Señor, señora:
No necesito tu condena, te la devuelvo. La prostitución no es un tema de las putas. Si no me quieres en la esquina lucha conmigo, grita conmigo: estoy aquí para decir basta!