Algunas veces llaman amor a la satisfacción de la necesidad sexual, a una emoción, a una sensación que escapa a la reflexión; otras veces a un sentimiento que nace de la necesidad afectuosa, de amistad profunda y persistente.No fue por casualidad que Emile Armand asoció el amor, con la libertad y lo que llamaba “camaradería amorosa”. Y es increíble como fue uno de los pocos que se interesó por estos temas tan importantes y tan íntimos.
Para él, el amor libre sólo podía existir fuera de cualquier tutela o constreñimiento estatal, religioso, familiar o vinculo contractual. Fuera de cualquier moral o cualquier prejuicio basado en el pudor, en la virginidad, en el vicio, en la fidelidad sexual, en la virtud y en la procreación de la especie humana.Cuestionarnos la forma en que sentimos el amor, es cuestionarnos todas las relaciones en las que se basa esta sociedad, es cuestionarnos nuestra cotidianidad, nuestra felicidad y también nuestra libertad.
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