Los reclamos de las mujeres rusas se basaban en una larga historia de destratos como que hasta 1885 no pudieron trabajar sin la autorización de sus maridos; en un 50 por ciento eran analfabetas, desempeñándose como campesinas y obreras; registraban un 30% de mortalidad infantil; sus jornadas laborales oscilaban entre las 14 y las 16 horas; normalmente eran alojadas en salas dormitorios para mujeres solas; no existía la licencia por parto, con el agravante de que hasta 1890 eran multadas por ello por sus patrones hasta que en 1912 se les otorgaron seis semanas de licencia post parto pero sin sueldo; y sus remuneraciones respecto de los hombres eran considerablemente menores; 22% en la industria textil y 59% en la metalúrgica.
La llegada a la marcha por “Pan y arenques” del 8 de marzo de 1917, para el diario oficial “Pravda”, dio lugar al “día de la Revolución Rusa y el primero de la Tercera Internacional. Un gran día para las trabajadoras del mundo. ¡Gloria a la mujer!. ¡Gloria a la Internacional!. ¡Gloria a la Gran Revolución Rusa!”.
Imágenes: http://blogdelviejotopo.blogspot.com/2015/03/iconografia-y-estetica-de-los-carteles.html