“Lo perverso fue que la planificación familiar se convirtió en una política orientada a reducir la natalidad, con objetivos claros y cifrados. A nivel nacional, a nivel regional, a nivel de cada ciudad y de cada posta de salud había cuotas imperativas a ser alcanzadas”
No se planteaba el derecho a la opción. Y las estrategias fueron diversas: presión, desinformación, mentiras. “Una mujer me dijo: 'no tenemos el derecho a decir no' ”, recuerda Damoisel; el doctor blanco y la enfermera blanca o mestiza eran sinónimo de autoridad.